EDITORIAL 30/09/2018 EL RIO DE LA CAZA

El próximo día 6 de octubre comienza la temporada de caza mayor y 6 días después: el 12, la de caza menor.
Un año más, los afortunados que hemos sobrevivido a los avatares de la vida y a los infundíos y presiones de los grupos anti caza, tenemos la oportunidad de volver a salir al campo con la ilusión a flor de piel.
Pero también, con la incertidumbre de comprobar si los cuidados que hemos venido realizando en nuestros cotos durante la época de veda, arrojan los resultados esperados, aunque en muchos casos por bajo de lo deseado.
Y cómo no, teniendo presente las amenazas que una y otra vez se abaten sobre la caza y las personas que la practicamos, que se han convertido, inevitablemente, en el argumento principal de las tertulias cinegéticas.
La mixomatosis, la neumonía vírica y otros factores no dejan remontar al conejo. La libre, que para muchos se ha convertido en la pieza más deseada, se ve ahora afectada también por la mixomatosis. El jabalí, refugio para muchos cazadores y cazadoras, está oyendo campanas belgas que anuncian la peste porcina africana. La tórtola, a la espera de una prohibición sin estudios rigurosos que avalen que esa sea la solución. La perdiz con reclamo, bajo la amenaza de la directiva de las aves silvestres, que si celo si, que si celo no. Por no citar, al pobre arruí, que ha salvado el pellejo de milagro gracias la reciente modificación de la Ley de Patrimonio Natural y biodiversidad, o a los galgos, a quienes algunos quieren convertir en el perrito que mueve la cabeza en la trasera de su eco coche.
Pero aun así, con todo esto presente, saldremos al campo a hacer lo que más nos gusta un año más. Pero con una importante diferencia, nos prepararemos para que el siguiente, y el otro y muchos más, nosotros y las generaciones futuras podamos continuar pisando nuestros montes para cazar, como lo hemos hecho durante milenios. Y batallaremos, para que en el corazón de los más jóvenes anide la pasión por la caza, porque del nuestro ya nadie la podrá arrancar.